Cuando comienza un nuevo curso escolar, muchos padres se encuentran ante la misma duda: ¿cómo proteger a los niños en internet?
Y es que, a pesar de que ya nadie duda de la utilidad de esta herramienta, muchos son los que aún lo hacen de su seguridad, más si hablamos de usuarios menores de edad. No hay duda, los niños son particularmente vulnerables en el entorno de internet. Las ofertas que reciben en webs, foros o chats les atraen con facilidad, y existen entornos y servicios que pueden no ser seguros para un niño.
Debemos ser particularmente cuidadosos en este tipo de espacios y salvaguardar la protección de los datos de nuestros hijos. Por ello, desde la Agencia Española de Protección de Datos han querido facilitar la labor a padres e hijos y han editado una guía para conocer todas las reglas que nos permitan protegernos.
La protección de datos personales
Tal y como nos recuerdan desde la propia Agencia, todos tenemos el derecho a la protección de datos. Este derecho consiste en nuestra capacidad de controlar el uso que pueda hacer de nuestros datos cualquier organización. Y nuestros hijos también tienen el derecho a la protección de datos, sobre todo porque los menores se encuentran particularmente expuestos al uso de su información personal. Sus datos no solo son relevantes en el ámbito escolar o en la salud, sino que pueden ser objeto de utilización con fines comerciales, en el ámbito del ocio y sobre todo en internet.
Navega con él
El primer mensaje para los padres es claro: navega con él. Debe acompañarse a los menores, ayudarles a distinguir los riesgos, asegurarse de que no accedan a internet a través de entornos no confiables o de que no intercambien datos personales ni fotografías con desconocidos. El adulto debe leer la política de privacidad del website, comprobar si los contenidos y el perfil de los usuarios son adecuados, asegurarse de que sean espacios protegidos, y verificar las condiciones y tratamientos de los datos de los menores.
Debemos ser particularmente cuidadosos en espacios como foros, chats o redes sociales. Son espacios que requieren que el niño conozca los riesgos y su capacidad para utilizarlos dependerá de su madurez. Ayúdale a comprender los riesgos y a escoger adecuadamente.
Los niños también se sienten especialmente atraídos por los juegos online y este es un contexto en el que resulta muy sencillo captar sus datos. Comprueba cuáles son sus preferencias en juegos, aconséjale que no facilite sus datos sin tu supervisión y ayúdale al registrarse.
Edúcale e infórmale
Otro punto importante es hacer consciente al niño de la realidad de internet, conocer sus beneficios y sus riesgos es esencial. Los menores deben ser informados y formados acerca de los peligros en el uso de internet, advirtiéndoles de que no compartan o faciliten información ni intercambien fotografías con personas desconocidas y sin saber para qué van a ser utilizadas; que no abran los ficheros adjuntos en los mensajes de correo electrónico y que eviten la descarga de archivos o programas. Deben aprender qué es y cómo funciona internet, y, si es necesario, debemos aprender nosotros mismos para ellos y con ellos.
Pon límites
Lo que sí es cierto es que no sólo con la prevención y la información es suficiente. Los menores deben acceder a Internet a través de entornos personalizados y cuentas de usuario limitadas o restringidas, pudiendo utilizarse para la navegación software de filtrado de páginas de contenido no adecuado y que permita la elaboración de informes de actividad de sitios visitados. En cualquier caso, el niño también tiene un derecho a la vida privada en el contexto familiar. La monitorización de su ordenador, el uso de videovigilancia o la geolocalización mediante el móvil son soluciones extremas. Deben usarse sólo cuando resulte imprescindible y teniendo en cuenta la proporcionalidad de la medida en función de su finalidad y de la edad del menor.
Mensajes claros
En cualquier caso, debemos ser claros con nuestros pequeños en una serie de axiomas que no deben saltarse. Mensajes como que en internet, no todo el mundo es quien dice ser; que nunca den sus datos, su nombre real, su dirección; que no faciliten fotos suyas o de sus amigos; que no abran páginas personales sin el conocimiento de sus padres; que no descarguen nada que no conozcan; y, ante todo, que confíen en sus padres, consulten sus dudas o les cuenten si han tenido algún problema, como método infalible para evitar peligros. Con ello, disfrutarán de internet, pero disfrutarán seguros.