PLAN DE COLABORACIÓN PARA LA MEJORA DE LA COMPOSICIÓN DE ALIMENTOS Y BEBIDAS

Escrito por Esther Morales

Feb 4, 2018

4 de febrero de 2018

Objetivo: cesta de la compra saludable

Más allá de ser una cuestión meramente estética, la obesidad y el sobrepeso se han convertido en un problema de salud en nuestro país a lo largo de los últimos años. Es por ello que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, Aecosan, junto a varios sectores de la alimentación promueven un gran plan para la mejora de la composición de varios tipos de alimentos y bebidas, en línea con las nuevas exigencias del consumidor y con las tendencias de la Unión Europea y así facilitar las opciones más saludables. El ‘enemigo’, azúcares añadidos, sal y grasas saturadas en la composición de alimentos y bebidas habituales en la dieta de los españoles. Objetivo, reducir considerablemente y de manera gradual el porcentaje presente de estos ‘enemigos’ en la composición de un buen número de alimentos y bebidas que están presentes en la cesta de la compra diaria de los españoles. Además, se involucra a las empresas de restauración, catering y vending.

Y es que, como decíamos, la obesidad y el sobrepeso se han convertido en factores de riesgo para las enfermedades no trasmisibles o crónicas. La relación entre la obesidad y los problemas cardiovasculares, cánceres, diabetes tipo II, enfermedades respiratorias y enfermedades músculo esqueléticas, entre otras, está bien establecida. Y aunque los determinantes de la obesidad son múltiples e incluyen la genética, la cultura, el medioambiente, la disponibilidad de alimentos y de entornos saludables, etc., la obesidad y el sobrepeso se pueden prevenir en buena medida, atacando desde distintos frentes. Las causas de la obesidad son muy complejas, pero en la mayoría de la población están ligadas al estilo de vida y al comportamiento respecto a cómo y qué se come y si se hace o no actividad física de forma constante y habitual.

¿Por qué y para qué?
De ese cómo y, sobre todo, de ese qué se come nace el citado Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de Alimentos y Bebidas 2017-2020, que viene a recoger los compromisos de reformulación de los sectores de la Fabricación y de la Distribución, para varios tipos de alimentos y bebidas de consumo habitual en las niños, jóvenes y familias y se centra en la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas. Por lo tanto, el Plan tendrá un importante impacto en la “cesta de la compra”, por el gran número de empresas que se adhieren y la cantidad de productos que se van a modificar.

Pero el Plan va un paso más allá y no se queda únicamente en la composición de alimentos y bebidas y en el objetivo de reducir contenidos de azúcares, sal y grasas saturadas y viene a sumar acuerdos con los sectores de la Restauración Social (Catering), la Restauración Moderna y la Distribución Automática (Vending), con quienes se establecen lazos de colaboración en búsqueda de una mejora colectiva, quedando además abierto a otros sectores y empresas que pueden incorporarseposteriormente con nuevos compromisos.

El Plan viene a refleja pues el intento que desde el Ministerio se ha puesto encima de la mesa para que varios sectores trabajen sinérgicamente contribuyendo decisivamente a que los ciudadanos, y fundamentalmente los niños y jóvenes, puedan conseguir una alimentación con mayor equilibrio y calidad nutricional, al conseguir una menor ingesta de azucares añadidos, sal, y grasa, que beneficiará a su salud y ayudará a prevenir la obesidad y otras enfermedades relacionadas, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, etcétera.

Claves
A modo de esquema, dentro de la ambición por la importancia del objetivo que se marcan las partes integrantes en la elaboración del Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de Alimentos y Bebidas 2017-2020 podríamos citar como sus principales claves:
– El compromiso de reformulación en muchos productos de consumo habitual de familias, niños y jóvenes que impactará en la cesta de la compra.
– La oferta de menús más equilibrados y saludables en otros espacios o entornos habituales de las comidas fuera del hogar (colegios, trabajo, residencias, etc.) para una mejor alimentación.
– El consenso, compromiso y colaboración voluntaria y conjunta de los sectores y empresas con la AECOSAN.
– La visibilidad, que puede producir un efecto arrastre y progresivo y abierto a más compromisos, más empresas y sectores.
– Transversalidad y sinergia que impactan en cesta de la compra y en diferentes entornos.
– El impulso a la concienciación en el consumidor del beneficio de ingerir menos azúcares, sal y grasas en su alimentación.
– El impacto que puede tener en la salud y en la prevención de la obesidad y de otras enfermedades.
– La eliminación de desigualdades en el acceso a una alimentación saludable.
– Alineado con las políticas Europeas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Unión Europea (UE).

Objetivos del plan
De estas claves, y teniendo en cuenta que la reformulación consiste en mejorar el contenido de ciertos nutrientes seleccionados (grasas saturadas, grasas trans, sal o azúcares) de los alimentos, modificando alguno de sus componentes sin que esto conlleve un aumento del contenido energético ni el de otros nutrientes, manteniendo la seguridad alimentaria, sabor y textura para que el producto siga siendo aceptado por los consumidores, nace una serie de objetivos generales del Plan:

– Reducir en torno al 10{f347e91c3d15e5e3e741233c2bb5698019e137ba99470c79a7a0399b10c19c94} de la mediana de azúcares añadidos para el 2020, en diversos grupos y subcategorías de alimentos y bebidas de consumo habitual en los niños y jóvenes, que normalmente forman parte de la cesta de la compra de las familias, para contribuir a alcanzar unos objetivos nutricionales adecuados y prevenir la obesidad y otras enfermedades relacionadas.
– Continuar con los compromisos de reducción de sal, grasas saturadas y grasas trans de origen industrial en varios grupos y subcategorías de alimentos y bebidas.
– Asegurar que las reducciones y sustituciones no eleven el contenido calórico.
– Incrementar la oferta de menús o comidas más saludables fuera del hogar a través de la restauración social, la restauración moderna y los dispensadores automáticos y con menos azúcares añadidos, sal o grasas saturadas y trans y menos calorías.
– Reafirmar y potenciar el esfuerzo y colaboración voluntaria y consensuada de las empresas de diversos sectores del entorno alimentario (empresas pequeñas, medianas y grandes).
– Apoyar y fomentar la investigación y desarrollo de productos que conformen una dieta con menos azúcares añadidos, sal, grasas saturadas y trans y calorías. También a nivel internacional (considerando el comercio transfronterizo de alimentos y bebidas) para que se beneficien todos los ciudadanos europeos.
– Impulsar las “buenas prácticas” para una implantación efectiva de medidas que ayuden a mejorar nutricionalmente el conjunto de la dieta.
– Impactar sanitaria y socialmente en la “cesta de la compra” de las familias con productos reformulados, para alcanzar dietas más equilibradas y consumos razonables.
– Favorecer la coordinación de estas medidas con las distintas administraciones.
– Contribuir a nivel europeo a mejorar la base científica y la recopilación de datos que impulse estas iniciativas y su seguimiento.

Por sectores
Partiendo pues de estos objetivos generales que se marca el plan, recordemos que con la vista puesta en el año 2020 y con una hoja de ruta marcada por el Ministerio y Aecosan, el plan se para a detallar objetivos específicos para cada sector.
Así, para el sector de la fabricación fija reducciones del contendido de azucares y/o grasas saturadas y/o sal en algunos productos y otras medidas específicas del sector de la fabricación.

Para las empresas vinculadas al sector de la distribución, el plan marca los mismos objetivos de reducción de contenido en nutrientes que para el sector de fabricación y otras medidas específicas del sector de la distribución.
Para el sector de la restauración: mejora de la composición de los menús, incorporación de productos reformulados y otras medidas específicas del sector.

Por último, no ha querido dejar fuera el plan al sector de la distribución en dispensadores automáticos, a los que pide la incorporación de productos reformulados, presencia de alimentos que conforman una dieta saludable y otras medidas propias del sector.

Año 2020
Tal y como señalábamos, el Plan marca una hoja de ruta que finaliza en el año 2020 debido a que la reformulación requiere de cierto tiempo, al tratarse de un proceso complejo que involucra a muchos departamentos dentro de una empresa y afecta entre otras a las especificaciones del producto, al etiquetado y al control de calidad.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la sustitución de los productos mejorados en
su composición se irá incorporando en la red comercial a medida que se reemplazan las existencias. También hay que considerar las posibilidades operativas, las preferencias de los consumidores y otros factores determinantes -como los retos tecnológicos y económicos para que puedan realizarse a medio plazo, lo que permitiría que en el conjunto de países de la Unión Europea, muchos sectores y más países se sumen a estas iniciativas.

Alimentos y bebidas
Pero, se sabe ya ¿qué alimentos y bebidas tendrán que afrontar esa reformulación? Sí, el plan ha elabora una lista con 13 grupos y 57 subcategorías de alimentos que se reformularán en el marco del plan y que en su conjunto aportan el 44,5{f347e91c3d15e5e3e741233c2bb5698019e137ba99470c79a7a0399b10c19c94} de la energía total diaria aportada por los alimentos con azúcares añadidos. Estos son:
– Aperitivos salados: Palomitas de microondas, Patatas fritas, Productos de aperitivo y Productos de aperitivo fritos.
– Bebidas refrescantes, sin edulcorantes.
– Bollería y pastelería: Bollo con pepitas de chocolate, Bollo relleno sin cobertura, Bollo sin relleno, Croissant, Magdalenas, Pastelito relleno con cobertura, Pastelito relleno sin cobertura, Rosquillas con cobertura, Rosquillas sin cobertura.
– Cereales de desayuno y desayuno infantil chocolateados.
– Cremas, cremas de verduras.
– Derivados cárnicos como Chorizo vela extra, Jamón cocido extra, Longaniza fresca, Pechuga de pavo, Salchichas/mortadela, Salchichón vela extra.
– Galletas, las de de desayuno familiar e infantil y las rellenas.
– Helados, incluídos los infantiles con base agua
– Néctares de fruta, como los de melocotón, naranja y piña sin edulcorantes.
– Pan especial envasado: Pan de molde blanco o integral y pan tostado blanco o integral.
– Platos preparados: Anillas, Anillas restructuradas, Croquetas, Empanadillas, Lasañas/canelones, Nuggets, Productos de Surimi.
– Productos lácteos: Arroz con leche, Batidos, Flan de huevo, Flan de vainilla, Queso fresco semidesnatado con fruta tipo petit (fresa-plátano), Leche fermentada liquida semidesnatada individual, Natillas de vainilla, Yogur con fruta, Yogur de sabores, Yogur griego con frutas, Yogur griego natural azucarado, Yogur natural azucarado, Yogur líquido.
– Salsas: Kétchup, Mayonesa, Salsa fina, Tomate frito receta básica.

Compromiso
Por último, y como hemos avanzado en este texto, señalar que el plan se ha enfocado fundamentalmente a reducir, en torno al 10{f347e91c3d15e5e3e741233c2bb5698019e137ba99470c79a7a0399b10c19c94}, el contenido en azúcares añadidos considerando como punto de partida el contenido mediano de azúcares añadidos en 2016 en las subcategorías de alimentos seleccionados. Además, hay subcategorías de alimentos y bebidas que, llevarán a cabo reducciones de sal y/o grasa saturada.

Es importante resaltar que el PLAN será un marco de referencia, un punto de partida, y aborda un porcentaje de reducción asumible por todas las empresas de cada sector, para conseguir abarcar un elevado número de alimentos y bebidas que suponen un alto grado de representatividad de los productos que forman parte de la cesta de la compra promedio de la población española. Con este compromiso se consigue un amplio impacto y una reducción efectiva de azúcares añadidos, sal y grasas, que producirá un efecto arrastre para otras iniciativas posteriores.

Adaptar la reformulación de los productos es un proceso gradual, en el que el gusto y preferencias de los consumidores son determinantes y se ha de llevar a cabo mediante propuestas moderadas y paulatinas que conlleven una adaptación no consciente a los productos alimenticios (sin tener que compensar por otras vías) con garantías del cumplimiento de la seguridad alimentaria, la óptima calidad de los productos y el adecuado aporte nutricional enmarcado en un estilo de vida saludable.

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