LA VERDAD SOBRE EL ACEITE DE PALMA

Escrito por Javier Rey

Abr 7, 2017

7 de abril de 2017

Aceite de palma. Sin duda, habrá usted visto, oído o leído sobre él en los últimos tiempos, pues se ha convertido en una de las alertas alimentarias del momento, tras las denuncias desde distintos organismos. Pero, ¿qué es el aceite de palma? ¿En qué tipo de productos podemos encontrarlo? ¿Es realmente perjudicial su consumo, aunque éste sea moderado? ¿Qué alternativas podemos encontrar? Son muchas las dudas que le plantean al consumidor medio, tras lo mucho que se ha publicado sobre el Aceite de Palma. Por todo ello, desde la Unión de Consumidores de Madrid-UCM vamos a hacer un profundo análisis de la situación, de la mano de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

La definición nos dice que el aceite de palma es un aceite de origen vegetal, que se obtiene de la fruta de la palma Elaeis guineensis. Algunas fuentes hablan de él como del aceite de mayor producción en el mundo, mientras que otras señalan que se encuentra únicamente por detrás del aceite de soja. En crudo, el aceite de palma es una rica fuente de vitamina A y de vitamina E., aunque es refinado como su consumo es generalizado en todo el mundo y donde surgen las virtudes, que son las que han llevado a la industria alimentaria a adoptar su uso de forma masiva, y sus defectos, que han sido los que han provocado la voz de alarma en multitud de organismos de todo el mundo, que desaconsejan su uso y su consumo.

Y es que, aunque el aceite de palma es de origen vegetal, contiene casi un 50{f347e91c3d15e5e3e741233c2bb5698019e137ba99470c79a7a0399b10c19c94} de ácidos grasos saturados, sobre todo el ácido palmítico. Con este dato en la mano, ¿qué es lo que ha llevado a su globalización por las industrias alimentarias de todo el mundo? La presentación más utilizada (refinado) no aporta sabor, es muy estable y no se enrancia ni oxida fácilmente, lo que se traduce en una mejor conservación de los productos que utilizan esta grasa vegetal, en vez de otras. Otra de esas ‘virtudes’ con las que ha conquistado el mercado es que, según los expertos, el aceite de palma aporta textura sólida y no se hidrogena por lo que ha sustituido en muchos alimentos a las grasas trans. Una más, mantiene bien sus propiedades cuando se elevan las temperaturas por lo que se utilizan en alimentos que se van a freír o que se desean que se conserven en temperaturas más altas.

¿Es peligrosa su utilización?
Habiendo conquistado los mercados, siendo global su utilización y teniendo en cuenta ciertos beneficios que pudiera aportar a los productos que lo incluyan, ¿de dónde viene la alerta? ¿Es peligrosa su utilización? Bien, si nos atenemos a lo señalado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, es decir el Ministerio de Sanidad, este tipo de grasa “no es recomendable en el contexto de una dieta saludable, ya que eleva el colesterol y puede favorecer la arteriosclerosis y enfermedades cardiovasculares”. Ahora bien, este mismo organismo nos señala, literalmente, que “no existen, a día de hoy, motivos de seguridad alimentaria que justifiquen una prohibición”. Es decir, aquellos supermercados o cadenas que han eliminado los productos elaborados con aceite de palma de su oferta, lo han hecho a iniciativa propia y no siguiendo las directrices del Ministerio, pues a día de hoy, y a pesar de desaconsejar su consumo, la comercialización es perfectamente legal y sujeta a la normativa vigente.

Es aquí donde pueden surgir dudas entre los consumidores, que día sí y día también ven, oyen y leen distintas noticias y reportajes en contra de la utilización de esta grasa vegetal o, al menos, en contra del consumo de productos que la incluyan. Con la información de las contraindicaciones que atañen a su consumo, hay que partir del hecho de que, en términos generales, es recomendable llevar una dieta variada y equilibrada que se conforme con diferentes tipos de alimentos y de distintas procedencias, para que sea rica nutricionalmente. En este punto hay que resaltar que es importante la calidad de la grasa que se consume a través de los alimentos, y es recomendable una reducción en la ingesta grasas saturadas, limitando su consumo a menos del 10{f347e91c3d15e5e3e741233c2bb5698019e137ba99470c79a7a0399b10c19c94} de las calorías totales de la dieta diaria, según resumieron las autoridades europeas en materia de salud. Así mismo se debe favorecer el consumo de grasas insaturadas, preferiblemente monoinsaturadas como las del aceite de oliva.

Llegados a este punto, podemos resumir que es necesario priorizar la calidad de las grasas que se consumen a través de los alimentos y aquí el aceite de palma sale malparado en comparación directa con otros aceites vegetales como pudieran ser el de girasol o el de oliva. Abaratamiento de costes y algunas virtudes para la industria alimentaria hacen que su presencia sea generalizada como decíamos anteriormente.

¿Qué directrices seguir?
Hay que señalar que, conscientes del problema que un uso generalizado y excesivo podría llegar a producir entre la población, a nivel europeo, se está trabajando en la revisión de los límites máximos de contaminantes generados en el proceso de refinado de estos aceites, de cara a reducir su exposición a través del consumo de aceites refinados. Esto se debe a que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha evaluado recientemente el riesgo de la presencia de 3-MCPD (monocloropanodiol), glicidol y sus esteres, que aparecen en el refinado del aceite de palma, como contaminantes del proceso, tal y como recoge el Ministerio de Sanidad.

En base a la opinión científica de EFSA, se está trabajando a nivel europeo en la fijación de límites máximos de estos contaminantes de cara a reducir su exposición a través del consumo de aceites refinados. Según esta opinión se pone de manifiesto la necesidad de seguir trabajando para conseguir la disminución de la exposición a través de la dieta de la población a estos contaminantes de proceso. En este momento, se están debatiendo niveles máximos de la suma de 3-MCPD y sus esteres y del glicidol y sus esteres lo más bajos como sean razonablemente posibles en el marco de la Comisión Europea, en aras de conseguir un nivel adecuado de protección de la salud.

¿Y en España?
En España, en línea con Europa, desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición se está trabajando con la industria alimentaria y otros agentes implicados en la reformulación o mejora de la composición de los alimentos, que consiste en suprimir o reducir algunos de sus componentes o nutrientes como la sal, el azúcar añadido, las grasas saturadas o trans. En este sentido se está promoviendo el Plan Nacional de Colaboración para Mejora de los Alimentos y bebidas 2017-2020, en el que hay una referencia a la solicitud de sustitución progresiva y paulatina, en la medida que sea posible desde el punto de vista organoléptico, por otros aceites con un perfil nutricional más saludable.

¿Cómo saber si un producto lleva aceite de palma?
Tal y como les hemos aconsejado en más de una ocasión anterior, es recomendable leer las etiquetas de los productos que adquiere en un supermercado, pues la normativa vigente es clara al respecto y obliga al fabricante a señalar si se incluye un determinado ingrediente en la composición del producto final, De esta manera, si se utiliza aceite de palma en la fabricación de un alimento, deberá figurar en la lista de ingredientes como tal, por lo que el consumidor siempre tiene la información para poder elegir. El Reglamento(UE) Nº 1169/2011, sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, obliga desde diciembre de 2014 a que figure la designación «aceites vegetales» o «grasas vegetales», seguidos inmediatamente de indicaciones de origen específico vegetal. Por tanto, si contiene aceite de palma obligatoriamente esa mención figura en el etiquetado del producto.
Muchos socios nos preguntan por los productos que llevan aceite de palma. A todos, les recomendamos leer la etiqueta de los productos, pero a modo de resumen, podemos señalar que es posible encontrar aceite de palma en gran número de productos alimenticios destinados al público infantil, así como en bollería, debido a ciertas beneficios que tiene para la industria, tal y como señalábamos al principio del presente artículo. Así, el hecho de que funda a una temperatura superior al chocolate, generaliza su presencia en bollos con cobertura, pues el consumidor tendrá la sensación de que el bollo no se le derrite en los dedos. Igualmente, el aceite de palma aporta gran número de grasas saturadas, lo que le ‘facilita’ su presencia en cremas para untar o margarinas, ya que facilita su extensión. Pasteles, productos infantiles y hasta cosméticos son habituales portadores de aceite de palma.

¿Hay solución a la presencia generalizada al aceite de palma?
Evidentemente la solución pasa por una alternativa que facilite a la industria alimentaria la sustitución de esta grasa por otras menos perjudiciales pero para ello se hace necesario un paso previo, que sería la reformulación o mejora de la composición de los alimentos. Este concepto consiste en suprimir o reducir algunos de sus componentes o nutrientes como la sal, el azúcar añadido, las grasas saturadas o trans, pero manteniendo seguridad, sabor y textura. Con la reformulación de alimentos se pretende que con esa reducción de los nutrientes se favorezca, en el conjunto de la dieta, el alcanzar niveles de consumo razonables de los mismos y compatibles con la mejora de la salud de la población. Es una opción clave para conseguir los objetivos o recomendaciones nutricionales en la dieta.

Como decíamos, es necesaria la involucración de la industria alimentaria y para ello se está trabajando con los distintos sectores de la fabricación, distribución, restauración, catering… para que voluntariamente se comprometan a reformular varios de sus productos sobre todo los más consumidos y/o dirigidos fundamentalmente a niños, y así poder ofrecer a los ciudadanos muchos más alimentos y bebidas con mejor composición nutricional que, junto a una información adecuada, les facilite las decisiones y elecciones más saludables, contribuyendo así a la adopción de estilos de vida más saludables.

En este sentido se está promoviendo desde la Estrategia NAOS sobre nutrición, actividad física y prevención de la obesidad de la Agencia española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), y enmarcado en las líneas europeas de reformulación para el Plan Nacional de Colaboración para Mejora de los Alimentos y bebidas 2017-2020” (en base a la Conclusiones del Consejo de la Unión Europea de junio de 2016), una disminución de ciertos nutrientes como los azucares añadidos, la sal y las grasas saturadas.

Daños colaterales: deforestación
En paralelo a lo perjudicial que puede ser un consumo excesivo de productos elaborados con aceite de palma y de la necesidad de involucrar a la industria para ir limitando y sustituyendo el uso de éste, existe otro problema, de índole medioambiental, asociado a la generalización del uso del aceite de palma: la deforestación.
Según algunas organizaciones, el cultivo de la palma está provocando la desaparición de pulmones verdes de nuestro planeta, como pudieran ser las selvas de Borneo, Sumatra y África Central. La desaparición de estas selvas afecta a su vez directamente a especies en peligro de extinción, como los orangutanes, que ven amenazada su propia existencia al estar desapareciendo el hábitat donde sobrevivir.

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